EL APEGO
El señor es mi
pastor y nada me faltara.
Salmo 23
Mi favorito y se los comparto porque se que a muchos nos inspira, nos consuela y nos da la alegría de saber que siempre hay uno que nos da todo y mucho más.
A veces nos aferramos tanto a personas, objetos, animales, situaciones, costumbres, formas de actuar sin saber el porqué de ese apego algunos lo llaman obstinación, otros estupidez, pero en mi caso particular le llamó fe.
Fe que
muchas veces se ve mermada por las desilusiones que obtenemos de esa decisión,
objeto o persona, etc. a la cual
decidimos apegarnos como “lapa” (frase común en mi hermosa Rep. Dom.) y sin
embargo a mi parecer podría decir y
aunque suene contradictorio que el apego
es en cierto punto bueno, siempre y cuando sea sano o seguro, no está mal luchar por algo, tener fe por eso que
tantos amas o quieres, desear algo e ir
tras ello, siempre y cuando no dañes a los demás y te dañes tu mismo, pero cuando eso que tanto
deseas comienza a doler y hacer daño de forma incontrolada, cruel e “in”consciente ya sea que provenga de cualquiera de las dos vías es mejor soltar, ¿Por qué hago énfasis en
la palabra “in”? porque muchas veces sabemos lo que pasa, sabemos lo que hacemos
y seguimos ahí fingiendo y mintiéndonos a nosotros mismos diciendo que es necesario ,
que debemos aguantar y permitir que sea así, porque lo necesitamos en nuestra
vida .
¡FALSO!
Es mejor
soltarlo, dejarlo ir y enfocar la brújula hacia algo mejor algo factible, enfocar tus pasos a tu propio porvenir y alegría.
Nuestra
felicidad y bienestar no está tan lejos, no está a kilómetros de nosotros no
está en un objeto, no está en otra persona, está en nuestro corazón, está a eso
que se le llaman amor propio está en el único que nunca soltara tu mano, está en
Dios, está en ti.
Apeguemos a Dios, que alegría apegarnos a la esperanza de ser felices por nosotros mismos, sonríe, agradece, sirve, busca pasatiempos y sobre todo ten fe en El y en ti.
Confía
firmemente en Dios y suelta lo que te hace mal verás que a veces perdiendo se
gana y que mientras Dios esté en tu mente y en tu corazón nada ni nadie será
indispensable.
Canta,
Baila, haz deporte, lee, autoanalízate, desapégate y se conoce la verdadera libertad y felicidad.
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